Casi todas las imágenes que conocemos de la II guerra mundial son en
blanco y negro. Hemos visto el escaso material en color, con los
uniformes verdes, grises y caquis, el camuflaje de los carros de
combate, el rojo de la sangre, los tonos verdes y marrones de los
campos de batalla o los suaves grises de una ciudad destruida, en
contraposición a la monotonía visual del blanco y negro, y nos hemos
preguntado: ¿Porque, en una época en la que estaba en pleno auge, no
se utilizó el color? La respuesta no es sencilla. Es cierto que su uso
para fines comerciales era común desde finales de los años treinta,
pero a pesar de evaluarlo para fines militares, se concluyó que a pesar
de sus ventajas, también tenia serios inconvenientes. Uno de los más
graves era la carencia de laboratorios de revelado. Mientras los rollos
normales se enviaban a laboratorios de la retaguardia, los de color
debían enviarse a la metrópoli, lo que suponía más tiempo entre la
exposición y la publicación. El revelado debía hacerse con más
delicadeza y precisión para obtener tonalidades naturales. Asimismo, la
película necesitaba unas condiciones optimas de luz para sacarle todo su
provecho, y la guerra no siempre las proporciona, por lo que
trabajar en un día nublado, o con el sol de frente producía pobres
resultados. El precio y la escasez, sobre todo en los primeros años de
guerra, jugaban igualmente en contra de este formato, siendo mucho mas
caro que el blanco y negro (igualmente difícil de obtener en
cantidades suficientes).
Otro tanto ocurrió en el caso del cine. El estándar era 35 mm y
cambiar a la versión en color (technicolor) implicaba el uso de aparatos
mayores, ya que la película constaba de tres bandas que pasaban
simultáneamente por el mecanismo de la cámara, haciéndola demasiado
aparatosa. Finalmente se decidió usar la Bell&Howell “FILMO” de 16
mm con película kodachrome por su peso, su menor consumo de material, y
por que dicho formato permitía hacer copias tanto de celuloide como de
fotogramas sueltos en 35 mm sin perder la resolución. No obstante, el
peso de la tradición hizo que el estándar se mantuviera y solamente se
efectuaron “proyectos especiales” en color. Así, John Ford lo utilizó en
su misión del registro del desembarco de Normandía, aunque la mayoría
fue destruido por la censura después de la guerra, quedando solo
pequeños fragmentos sueltos. William Wyler también lo usó en su
magnifico The Memphis Belle sobre la vigesimoquinta y última misión
de un bombardero estadounidense B-17 sobre Alemania. Este documental se
produjo en color después de que los mandos de la USAAF hubiesen visto
las imágenes filmadas por los marines en el Pacifico y, contrariados
por no haberlo usado ellos antes, ordenaron que se filmara en esa
configuración.
Algo distinto ocurrió en el caso del director de cine George Stevens,
que fue asignado por el general Eisenhower para filmar el avance aliado
desde Normandía a Berlín con una unidad especial, la SPECOU (special
coverage unit) del U.S. Signal Corps, aunque a las ordenes directas del
SHAEF (cuartel general supremo de las fuerzas expedicionarias aliadas).
A pesar de que oficialmente se le ordenó que tomara imágenes en blanco
y negro de 35 mm, se llevó una “FILMO” y registró simultáneamente un
pequeño “diario” de su aventura. Entre otras memorables escenas,
podemos disfrutar de la liberación de París a todo color o la dureza de
las escenas que encontraron los aliados al liberar el campo de
concentración de Dachau. A medida que los rollos de Kodachrome eran
usados, los enviaban a casa.
Quedaron almacenados en un rincón de su estudio hasta su muerte, tras la
cual su hijo los descubrió, utilizándolos para elaborar un documental
llamado Victory in Europe (Victoria en Europa) y un libro del mismo
título.
En la segunda mitad de la contienda podemos ver más imágenes en
color, tanto aliadas como alemanas, debido a la superación los problemas
técnicos, su importancia para la inteligencia militar y el clamor de
las agencias de prensa en contar con este material. Del lado aliado fue
el cuerpo de marines el que antes se dio cuenta del impacto del color.
Ya a finales del conflicto se ordenó a todas las unidades utilizarlo
casi exclusivamente, razón por la cual las operaciones en el frente del
pacifico cuentan con más documentales registrados en este formato, como
los mencionados To the shores of Iwo Jima o The battle of Midway.
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