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sábado, 28 de julio de 2012

The Battle of Midway (John Ford) 1942


El maestro Ford rodó, con imágenes reales de la batalla de Midway, este documental propagandístico de las tropas de Estados Unidos durante sus combate contra Japón, en la Segunda Guerra Mundial.

El mas o menos entendido sobre este encuentro bélico en el Pacifico, en las islas Midway, sabrá que la victoria de los Estados Unidos frente a la, en ese momento, todopoderosa Armada Imperial Japonesa supuso el cambio total del conflicto en ese frente, el momento en que la U.S Navy empezó a provocar el repliegue paulatino de Japón, hasta derrotarla totalmente en 1945.

Pues el cortometraje que se nos presenta trata ni mas ni menos que de eso, ademas con imágenes reales de gran valor histórico. Podrá parecer patriótico, rancio, americanada, si, lo es, pero en ese momento el pueblo americano, y en general, las democracias occidentales, necesitaban tener la moral alta frente a la guerra, pues hasta ese momento, en 1942, las tropas del Eje, con la Alemania Nazi a la cabeza, estaban venciendo en todos los frentes posibles. Por eso se realizó este documental, la gente necesitaba creer en la victoria de los Aliados y en la derrota de la tiranía.

Si es cierto que es propaganda bélica pura y dura, pero también es cierto, que en la época era sumamente necesaria y la victoria de la Armada de los Estados Unidos de América frente a la armada Imperial Nipona, es uno de los hechos que marcan el giro de la contienda a favor de la causa aliada, junto con la batalla de El Alameín por parte de las tropas de la Commonwelth y del Imperio Británico frente a los nazis y la de los soviéticos en Stalingrado.


Cualquier persona con sentido común, verá que era una cinta necesaria en una época de penuria y que además resulta toda una curiosidad histórica por las escenas de combates reales y que es lo que usaba el gobierno de los EEUU para mantener la moral del pueblo estadounidense.

Esta cinta es una propaganda estadounidense camuflada de documental.

Una voz en off nos narra los acontecimientos del ataque japonés a Midway sucedido en junio de 1942, pero de fondo lo que se busca es levantar el ego norteamericano con una cinta tendenciosa que obviamente muestra las honorables características de la armada de los USA: la lúcida capacidad estratégica, el heroísmo y valentía, la convicción y la determinación para ir al frente y la atroz malignidad nipona.

Sumamente parcial, bien sensiblero, poco absorbente para aquellos que no nos interesa ver una versión tendenciosa de un episodio bélico que en nada nos repercute a quienes no somos estadounidenses.

Lo valioso es que las tomas son reales y hechas por camarógrafos militares, por ello sí posee un valor histórico para aquellos que tengan sentimientos comprometidos en este acontecimiento bélico.

TÍTULO ORIGINAL The Battle of Midway (S)
AÑO 1942




DIRECTOR John Ford
GUIÓN John Ford, Dudley Nichols, James Kevin McGuinness
MÚSICA Alfred Newman
FOTOGRAFÍA John Ford (B&W)
REPARTO Documentary
PRODUCTORA The United States Navy / Twentieth Century-Fox Film Corporation


PREMIOS 1942: Oscar: Mejor documental


SINOPSIS Cortometraje documental (ganador del Oscar en 1943) que muestra imágenes reales del ataque japonés a Midway sucedido en junio de 1942. La batalla finalizó con la victoria a favor de la marina estadounidense, que destruyó 28 barcos de guerra, 300 aviones nipones y cuatro portaaviones del ejército japonés.

Producido por la Marina de los Estados Unidos, el documental es de dominio público y puede verse gratuitamente a través de Internet, estando también disponible en portales como Youtube (pincha sobre vel enlace)


Misión de audaces


Rodada por John Ford en el periodo que va de “Centauros del desierto” a “El hombre que mató a Liberty Valance”, dos de sus más reputadas obras maestras, “Misión de audaces”, ha sido injustamente tratada por la crítica y aún hoy permanece desconocida para el gran público. Abril de 1863; el coronel Marlowe recibe la orden de adentrarse 300 millas en territorio confederado, al mando de tres regimientos, con la misión de destruir el nudo ferroviario de la estación Newton, de vital importancia para el ejército sudista. Las tensas relaciones entre el coronel Marlowe y el mayor Kendall, médico del regimiento, y la presencia de una bella dama del sur, retenida como rehén, pondrán en peligro el éxito de tan arriesgada y suicida misión. Con el trasfondo de la Guerra de Secesión; basada en un hecho real, “Mision de audaces” es el retorno de Ford a la temática de la caballería ya tratada en su famosa trilogía, malinterpretada por los que vieron en ella una clara exaltación militarista. Aquí Ford se muestra contundente como nunca y articula un discurso inequívocamente antibelicista, demoledor alegato contra la guerra, donde los héroes han dejado paso a los antihéroes, donde la épica desaparece en medio del dolor, la desolación y la muerte, y donde el canto al honor, la integridad y la ética no contradice el mensaje último de un film complejo, en el que Ford no juzga, solo muestra, guardando una exquisita neutralidad respecto a los contendientes de esta cruel guerra fraticida. Con una magistral dirección; un sólido guión muy fordiano, con esos pequeños toques de humor, tan propios del maestro, y una estilizada puesta en escena, “Misión de audaces” es un film deslumbrante, profundo sin dejar de ser entretenido, alternando espectaculares secuencias de acción -maravillosamente filmadas-, con secuencias intimistas de gran calado emocional. En la historia de esos tres seres humanos, personajes esculpidos por Ford con mano maestra, atrapados en la barbarie de la guerra, el continúo enfrentamiento entre el taciturno coronel Marlowe -soberbio John Wayne-, ingeniero ferroviario obligado a destruir aquello que construye en la vida civil, marcado por el pasado, en el que prima el sentido del deber, y el escéptico mayor Kendall -excelente William Holden- el medico de principios profundamente humanistas, se verá alterado por los acontecimientos y por la irrupción en sus vidas de Hannah, la orgullosa rehén sureña, -una Constance Towers muy bien dirigida-, que verá cuestionado su mundo después de un duro viaje iniciático, donde tomará consciencia de su frágil vulnerabilidad. Al final todos ellos habrán cambiado, porque ya nada nunca podría ser igual. Obra maestra imperecedera de inaplazable reivindicación. 

TÍTULO ORIGINAL The Horse Soldiers
AÑO 1959




DIRECTOR John Ford
GUIÓN John Lee Mahin, Martin Rackin
MÚSICA David Buttolph
FOTOGRAFÍA William H. Clothier
REPARTO John Wayne, William Holden, Constance Towers, Althea Gibson, Hoot Gibson, Russell Simpson, Anna Lee
PRODUCTORA The Mirisch Corporation / Mahin-Rackin / United Artists


SINOPSIS Un severo coronel de La Unión (Wayne) está al frente de un regimiento que debe infiltrarse en pleno territorio confederado para cumplir una difícil misión. En esta aventura lo acompaña un médico de buenos sentimientos (Holden). Para evitar que revele sus planes al enemigo, se ven obligados a llevarse como rehén a una joven rebelde sureña (Constance Towers).
CRÍTICAS ----------------------------------------
 
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"Maravilloso western protagonizado por unos inconmensurables Wayne y Holden. Un lujo" (Fernando Morales: Diario El País)
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sábado, 7 de julio de 2012

Corresponsales de guerra V


En la primavera de 1,943 el presidente Roosevelt y su gabinete se encontraban ciertamente preocupados. Estaba resultando difícil convencer al pueblo americano de la necesidad de intervenir en la guerra. El traicionero ataque nipón a Pearl Harbor, y la torpe decisión de Hitler de declarar 4 días mas tarde la guerra a los Estados Unidos no había galvanizado al pueblo para colaborar en el gran esfuerzo bélico necesario para obtener la victoria. Todavía en tan tardías fechas la opinión publica, al contrario de lo que generalmente se piensa, estaba mayoritariamente en contra de la intervención, tal como indicaban las encuestas de la época. 


En parte, este estado de opinión se debía a que, a diferencia de la mayoría de los países europeos, no conocía de primera mano lo que estaba sucediendo a miles de kilómetros de su país. El hambre, el dolor y la muerte quedaban muy lejos y esa distancia del frente no ayudaba a cambiar su forma de pensar. Para empeorar las cosas las imágenes e informaciones, el único vinculo con la guerra, se les habían ocultado o suavizado hasta distorsionarlas. Roosevelt decidió borrar la línea psicológica entre el frente y casa. Los sacrificios con sangre pagados por los soldados debían ser igualados por el pueblo con su trabajo, ya que era evidente que iba ser una guerra de producción. Mientras mayor fuera, antes terminaría la guerra y menos soldados morirían. Se decidió, pues, que no se le iba a ahorrar al pueblo la verdad de una guerra total, estableciéndose la política de la “realidad restringida”. Esta consistió entre otras cosas, en enseñar más documentales sobre la participación estadounidense y, además, autorizar la publicación de imágenes de soldados muertos en combate, hasta el momento prohibidas, pero con la salvedad de que no fuesen demasiado explícitas y de ocultar sus caras para no ofender a los familiares. Con informaciones más realistas de lo que estaba ocurriendo, esta distancia desaparecería.


La cobertura fotográfica del primer encuentro del ejercito estadounidense con los alemanes en el norte de África había sido decepcionante por su baja calidad y escasez. Los mandos no se explicaban que mientras los británicos habían hecho un excelente documental sobre la campaña africana, Desert Victory (Victoria en el desierto), el estadounidense In the front of north africa ( En el frente del norte de África) había sido muy deficiente y no iba a contribuir a la política acercar la guerra al pueblo. Los oficiales de las unidades de fotógrafos intentaban explicar a los mandos las razones de esta situación por la constante falta de personal y equipo así como la mala suerte causada por el hundimiento del barco de transporte que llevaba la mayoría de los rollos de foto y película tomados en aquélla batalla. La campaña de Italia comenzó en septiembre de 1,943 y representaba la oportunidad para enmendarse. Ante la presión de obtener buenas imágenes, el oficial de mayor graduación del Signal Corps en el teatro de África, el coronel Melvin Gillette, solicitó que le fuese enviado más material y sobre todo directores y guionistas de renombre. Enviaron a John Huston. 


San Pietro era un pequeño pueblo italiano situado a la entrada del valle Liri, en torno a la carretera que comenzaba en el río Volturno y que atravesaba Cassino, llegando a Roma. Si los aliados querían llegar a la ciudad eterna, tenían que atravesar este valle, y el pueblo que lo dominaba. El general Kesselring había recibido ordenes de Hitler de detener a los aliados en Italia. Gran estratega de la guerra defensiva, aprovechó los múltiples ríos y montañas que salpican la península para constituir un sistema de líneas de defensa móviles, lo que ralentizó peligrosamente el avance de los ejércitos británicos y estadounidenses. En este contexto, la zona de San Pietro se convirtió en parte de la línea de invierno, punto desde el cual podían hostigar a las fuerzas atacantes desde el pueblo, el monte Sammucro, dos picos gemelos (cima 1205 y 950) al noreste, y el monte Lungo (cima 351) al oeste. La tarea de tomar el pueblo y alrededores estuvo a cargo de la 36 división de infantería, que consistía en tres regimientos (141, 142 y 143) formados cada uno por tres batallones, un total de unos 9,700 hombres. Otras unidades asignadas a esta división para la batalla fueron el 11º batallón de ingenieros y cuatro baterías de artillería, así como el 3er Batallón de rangers y el 752º de carros. Como refuerzo, se enviaron también la 504ª brigada paracaidista, la 1ª brigada motorizada italiana (la primera fuerza transalpina que iba a luchar contra sus antiguos aliados) además de la 1ª S.S.F. (fuerza de servicios especiales). Esta última estaba formada por estadounidenses y canadienses especialmente seleccionados, entrenados para la guerra en las montañas y sabotajes tras las líneas enemigas, siendo bautizada por los alemanes “la brigada del diablo” tras sus primeros enfrentamientos.
  

La batalla en sí comenzó el 8 de diciembre y consistió en una serie de pequeñas escaramuzas intentando empujar a los alemanes hacia el norte, a San Vittore. El 1er batallón del regimiento 143 tomó la cima 1205 y el 3º de rangers la cima 950. La 504 brigada de paracaidistas se encargó de reforzar la primera ante los furiosos contraataques de los alemanes. La toma de la cima 351 se le encomendó a la 1ª brigada motorizada italiana, quedando pulverizada en su esfuerzo infructuoso por conquistarla. Al mismo tiempo, se enviaron los batallones 2º y 3º del regimiento 143 para efectuar un ataque directo al pueblo a través de los campos de olivos, siendo destrozados por el fuego de los defensores. El 15 de diciembre se hizo un nuevo intento de tomarlo a cargo de los mismos batallones y con la ayuda del 752 de carros. Al mismo tiempo, el regimiento 142 tomaría la cima 351. Aunque esto último se consiguió, el ataque directo al pueblo constituyó un nuevo fracaso, quedando el batallón de carros destrozado en su intento de penetración, salvándose solo 4 de los 16 que iniciaron el ataque. Ante la toma de las dos cimas que lo rodeaban, el día 17 los alemanes se replegaron ordenadamente 5 kilómetros al norte, constituyendo una nueva línea de defensa. La batalla de San Pietro fue, pues, una victoria pírrica para los estadounidenses. 


El documental que Huston produjo impresionó a la audiencia y fue ensalzado por la critica. Entre las escenas más espectaculares se encuentran la de los soldados defendiendo la cima 1205, con explosiones de granadas que caen a pocos metros del operador sacudiendo violentamente la cámara, las dramáticas imágenes de la tropa avanzando por los campos de olivos y la entrada al pueblo después de ser abandonado por los alemanes, con los soldados inspeccionando cautelosamente con la bayoneta calada. También impactan las imágenes de los habitantes saliendo de sus refugios después de la batalla, y aquélla la que los soldados rescatan de entre los escombros el cuerpo de una mujer ante la mirada del desconsolado marido. 


Se considera como uno de los ejemplos más realistas de la vida del soldado de infantería y de la crudeza del frente italiano. Según la critica, los camarógrafos se habían jugado la vida para mostrar, como no se había hecho nunca, el precio de una victoria. Todavía hoy, en textos de especialistas en documentales bélicos se considera uno de los mejores de este conflicto e incluso en el libro oficial de la historia de la 36 división de infantería - y en su pagina oficial de Internet - se la menciona como un ejemplo de la lucha de la que tomaron parte.

Pero San Pietro no muestra la autentica batalla. Después de los primeros visionados, en los que solo se puede ver una visión de conjunto, se van advirtiendo pequeños detalles en los que se atisba, al menos, una sospecha en cuanto a la autenticidad de muchos fragmentos. Una observación mas detallada confirma que la mayoría de las tomas no fueron hechas en combate. Cuando se han visto cientos de horas de escenas de este tipo, filmadas en todos los frentes y circunstancias, se adquiere una habilidad para intuir si lo que se observa es real o preparado.