TÍTULO ORIGINAL Gallipoli AÑO 1981
DIRECTOR Peter Weir
GUIÓN David Williamson
MÚSICA Brian May
FOTOGRAFÍA Russell Boyd
MÚSICA Brian May
FOTOGRAFÍA Russell Boyd
REPARTO Mel Gibson, Mark Lee, Bill Hunter, Robert Grubb, Tim McKenzie, David Argue, Ron Graham, Bill Kerr
PRODUCTORA Paramount Pictures
SINOPSIS Primera Guerra Mundial, 1915. Reza la leyenda del filme: "De un lugar del que nunca has oído hablar llega una historia que nunca olvidarás". Dos amigos australianos, ambos atletas, deciden alistarse para ir a la guerra y les toca luchar contra los turcos en la batalla de Gallipolli.
La película de Peter Weir se revela conmovedora al poco de empezar. La historia de Mark Lee engancha casi desde el primer momento y Weir aprovecha el camino del joven corredor que trata de convertirse en soldado para mostrarnos la grandeza y pobreza de la vida. La fotografía es de 10, cada plano rebosa belleza. Incluso Mel Gibson está espléndido, demostrando que antes de ser una estrella era un verdadero actor.Peter Weir se las ingenia para que nos vayamos encariñando con sus protagonistas mientras llegamos a Gallipoli, enseñándonos con sutileza cual será el destino de la joven pareja. Durante la batalla, uno ve a esos dos tipos como si fueran sus vecinos, amigos e incluso hermanos, temiendo por su futuro. La crudeza de la batalla te mantiene pegado a la pantalla durante el último acto de la película, magnificando una espectacular experiencia de empatía y terror. A lo largo de la última media hora uno siente tanta afinidad por los protagonistas como pánico ante la guerra.A lo anterior hay que añadir algunos acertados pasajes sobre el amor, la familia, el choque cultural o el papel del individuo en el estado. En definitiva, una emocionante, preciosa y reflexiva película de obligada visión.
Con un trasfondo bélico, la película, que posee un extraño encanto, es un más que aceptable y emotivo retrato sobre la amistad más sincera, representada por dos jóvenes atletas amateurs que se conocen durante una competición de carreras que supone el pistoletazo de salida de una fuerte amistad que incluso les llevará a compartir uniforme bajo bandera australiana, en la batalla de Gallipoli, en la península turca del mismo nombre, que tuvo lugar en 1915 durante la Primera Guerra Mundial.Una vez en el frente, los soldados reciben con indiferencia el combate al no percibir los efectos del mismo y su inconsciencia les lleva a desarrollar su vida cotidiana con alegría, tomándose la misión como una aventura vacacional de la que sólo más adelante se darán cuenta que será muy difícil salir airosos de la misma. Recordando -quizá sin darse cuenta- a la película de Stanley Kubrick, Senderos de gloria (1957), critica la guerra mediante el uso de sus escenas, donde la retrata como algo absurdo e irracional, consiguiendo hacer llegar al espectador una consecuente sensación de impotencia y frialdad.Su banda sonora combina la excelencia y el acierto del uso del Adagio de Albinoni que, cada vez que hace presencia, estremece, y lo extravagante (que en este caso me encanta) de la inclusión del casi futurista Oxygene (2ª parte) de Jean Michel Jarre.
Producida por Robert Stigwood (todo un experto en avalar musicales como "Tommy" con The Who o "Fama" de Alan Parker) y Rupert Murdoch (sí, el cuñado de George Bush hijo), Peter Weir nos adentra en una historia de amistad ambientada en la lejana Australia de 1915 y aparentemente alejada de los truenos de la I Guerra Mundial que estaba cambiando el mapa de Europa. Archie (Mark Lee), corredor de fondo, único en sus plusmarcas e imbatible a centenares de millas a la redonda se reta con el desvergonzado Frank (Mel Gibson) en una competición local. Ambos sueñan con salir de ese horno de antiguos colonos ingleses en que se criaron como es el continente australiano. Archie, pese a ser menor de edad, desea alistarse en el Ejército para luchar y licenciarse como un buen soldado que ama a su patria. Frank solamente quiere recorrer mundo. Un largo peregrinaje a través del abrasador desierto hasta Perth será la única vía para que den con la oportunidad de ser llamados a filas y embarcar hacia la Guerra. Los dos tienen una idea y destino en común: no regresar a casa. Ambos son destinados en Egipto a punto de partir con el frente de Voluntarios Australianos para respaldar a los Ingleses en una ofensiva que tristemente se daría a conocer como la Batalla de Gallipoli. Pero lo peor de todo es que el irrelevante y absurdo papel de la intendencia autraliana acabó convirtiéndose en un multitudinario escudo humano para apoyar la avanzadilla de las Tropas Británicas y paliar a las metralletas turcas.Weir refleja, aunque con menos esmero, la obsesión por adecuar sus personajes en escenarios hostiles. "Gallipoli" cuenta con una excelente banda sonora de Brian May y representó el segundo peldaño a la fama de Mel Gibson después de destacar en su papel de patrullero de carretera en la futurista "Mad Max" (1979) de George Miller.
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