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viernes, 12 de agosto de 2011

Salvar al soldado Ryan






TÍTULO ORIGINAL Saving Private Ryan AÑO 1998

DIRECTOR Steven Spielberg
GUIÓN Robert Rodat
MÚSICA John Williams
FOTOGRAFÍA Janusz Kaminski



REPARTO Tom Hanks, Tom Sizemore, Edward Burns, Barry Pepper, Adam Goldberg, Vin Diesel, Giovanni Ribisi, Jeremy Davies, Matt Damon, Ted Danson, Paul Giamatti, Dennis Farina, Joerg Stadler, Max Martini, Dylan Bruno, Bryan Cranston



PRODUCTORA Dreamworks / Paramount / Amblin Entertainment



PREMIOS 1998: 5 Oscars: Mejor director, fotografía, montaje, sonido, efectos sonoros. 11 Nominaciones
1998: 2 Globos de Oro: Mejor película: Drama, director. 5 nominaciones
1998: 2 premios BAFTA: Mejores efectos visuales, sonido. 10 nominaciones
1998: Nominada al Cesar: Mejor película extranjera
1998: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película

SINOPSIS Durante la invasión de Normandía, en plena Segunda Guerra Mundial, a un grupo de soldados americanos se le encomienda una peligrosa misión: poner a salvo al soldado James Ryan. Los hombres de la patrulla del capitán John Miller deben arriesgar sus vidas para encontrar a este soldado, cuyos tres hermanos han muerto en la guerra. Lo único que se sabe del soldado Ryan es que se lanzó con su escuadrón de paracaidistas detrás de las líneas enemigas.


Desde el momento en que vuelan las primeras balas, toda una generación de cinéfilos fuimos abatidos ante la pérdida de la inocencia del género bélico. La escena inicial en la que se abren las compuertas de la lancha y las primeras filas de soldados caen traspasadas por las ráfagas de metralletas alemanas supone un pequeño punto y aparte en el séptimo arte. Sin darnos cuenta estábamos asistiendo a dos desembarcos: al de las tropas aliadas en las playas de Normandía... y al desembarco de la hiperrealidad en las escenas de acción en el cine. La principal novedad eran esos sonidos secos. Los disparos atravesando marines como mantequilla no sonaban como silbidos agudos, sino como graves y secos estallidos: los del plomo entrando en la carne, destrozando cuerpos y vidas. Y esa minúscula diferencia magnificaba el asombro hasta convencerte de no estabas en una película bélica más, sino ante un espectáculo inédito, nunca visto. Nada en el cine de guerra volverá a ser lo mismo. Y nada en el cine de acción tendría credibilidad si no se copiaba este formato hiperrealista, que salpicaba autenticidad. Nunca estuvimos tan cerca de contemplar qué es la guerra, cómo de sucia y aterradora, ni qué angustiosa puede ser la muerte en combate -brutal la escena de la pelea a cuchillo-. Poco más que decir sobre esta descomunal obra maestra, una batería de escenas deslumbrantes que marcan a fuego el legado de Spielberg... por enésima vez. De nuevo el maestro entrega otra obra colosal, innovadora y al tiempo enormemente entretenida. Ni siquiera su final sentimentaloide y patriótico consigue estropearla. Finalmente resaltar el hecho de que el Oscar a la mejor película a la modesta "Shakespeare In Love" aquel año, por no volver a premiar al ganador de "La lista de Schindler" (1993), sólo es equiparable a cuando, en 1979, "Kramer contra Kramer" se impuso a "Apocalypse Now"; ambos forman parte de los errores imperdonables de la Academia de Hollywood, en este caso levemente compensado con varios de los Oscars técnicos más incontestables de todos los tiempos: la fotografía, el montaje, el sonido, los citados efectos sonoros y por supuesto la dirección hicieron de la primera media hora de "Saving Private Ryan" quizá el comienzo más impactante de la historia del cine.

Excepcional recreación del desembarco en Normandía el 6 de Junio de 1944, con la que Spielberg completa su triología sobre la guerra, que ya iniciase con "El Imperio del Sol" en 1987 y continuase con "La Lista de Schindler" en 1993, para volver a narrar una historia, ambientada en el seno de la peor tragedia de la historia, la Segunda Guerra Mundial, donde en el epicentro del horror de los campos de concentración o del frente de Normandía, afloran nobles sentimientos humanitarios, entre los que destacarán el espíritu de sacrificio, la solidaridad y el heroísmo.

La historia que se narra en el film está basada en el caso real del soldado Fritz Niland, que habiendo perdido a tres hermanos en diversos frentes, cuya muerte fue comunicada a la madre en el mismo día, fue localizado y repatriado por orden expresa del Departamento de Defensa de EE.UU.

La veraz reconstrucción de la carnicería en la que se convirtió la playa de Omaha en el momento del desembarco, narrada durante la primera media hora del metraje, mediante la técnica de filmación de cámaras al hombro y velocidad de obturación muy elevada, dotan a las escenas de un subjetivismo tan real, que introduce con brutalidad al espectador en el violento y absurdo caos de un campo de batalla.

El hiperrealismo y la crudeza con que está documentado el combate militar, mediante las técnicas señaladas, convierten al film en un referente dentro del género bélico, que condicionaría a la mayoría de films bélicos rodados con posterioridad.



Con este trabajo, el gran Steven Spielberg nos ofrece uno de los mejores retratos sobre lo que es la guerra en realidad, con toda su crudeza y dramatismo. Las primeras secuencias sobre el desembarco de Normandía forman parte ya de la historia del cine y posiblemente, se traten de algunas de las mejores y más impactantes imágenes, que se hayan visto jamás en una pantalla de cine. Seguro que así, es como ocurrió ese pasaje de la 2ª Guerra Mundial.


"Salvar al soldado Ryan" es cine bélico en estado puro, pero al mismo tiempo es mucho más, ya que la historia está muy bien argumentada y es desarrollada con una maestría inmejorable, pues está claro una vez más, que el director conoce perfectamente su oficio y los recursos de los que dispone.


La película es interesante de principio a fin y todo en ella está muy cuidado, por lo que tanto esmero por parte de sus creadores, la convierte en material de primera incluso para los catadores más exigentes. En definitiva, nos encontramos ante una auténtica joya del séptimo arte, la cual perdurará en el tiempo y como el buen vino, cada vez nos sabrá mejor.







Superproducción bélica de Steven Spielberg (Cincinatti, Ohio, 1947), considerada por algunos como la tercera entrega de su trilogía sobre el horror, iniciada con “La lista de Schindler” (1993), dedicada al Holocausto, y continuada con “Amistad” (1998), dedicada a la esclavitud. El guión, de Robert Rodat (“Volando libre”, Ballard, 1996), se inspira libremente por lo que al punto de partida argumental se refiere en un hecho real ocurrido durante la Guerra Civil Americana (1861-65) a los 4 hijos de Agnes Allison Nilan, de Port Carbon (Pensilvania). El film se rueda en escenarios naturales de Inglaterra (Oxfordshire, Londres, Hertfordshire...), Francia (Calvados) e Irlanda (Wexford) y en el plató al aire libre montado en la antigua factoría aerospacial británica (Hartfield), con un presupuesto de 90 M USD. Nominado a 11 Oscar, gana 5 (director, fotografía, efectos sonoros , montaje y sonido). Producido por S. Spielberg y Ian Bryce para Amblin, Dreamworks, Mutual Films y Paramount, se estrena el 24-VII-1998 (EEUU y Canadá).

La acción dramática tiene lugar en una playa de Normandía (Francia), con nombre clave de Omaha, y alrededores, camino de Neuville y luego de Vierville, en la población imaginaria de Ramelle, bañada por el río Merderet, y en el cementerio americano de Colleville-sur-mer (Normandía). Cronológicamente se extiende entre el 6 y el 13 de junio de 1944, ambos inclusive. La división Charlie, del segundo batallón ranger, de la 29 división de infantería de EEUU, desembarca en Omaha el 6-VI-44, comandada por el capitán John H. Mills (Hanks). Tras una encarnizada lucha toman un nido de ametralladoras alemán y se disponen a adentrarse en Francia. Mills recibe del alto mando la orden de reunir entre los supervivientes una patrulla para localizar a James Francis Ryan (Damon), soldado de la compañía Baker, del 56 regimiento de infantería paracaidista, lanzado en un lugar indeterminado de Normandía.

Forman la patrulla el sargento Mike Horvath (Sizemore), el médico Irwin Wade (Ribisi) y los soldados Richard Reiben (Burns), Adrian Caparzo (Diesel), Daniel Jackson (Pepper) y Stanley Mellisch (Goldberg), más el cabo Timothy Upham (Davies). El capitán es reservado y razonable, Reiben es abiertamente crítico, Horwath es leal y a veces poco razonable, Upham, que domina el francés y el alemán, no se integra en el grupo, Jackson es devoto y buen tirador, Mellish es ingenuo, Caparzo es fuerte y testarudo.

El film suma drama, acción y guerra (IIGM). Se trata de un film de potente y portentoso realismo, que traslada el espectador al escenario de la guerra y lo somete a una experiencia inédita en su momento y espeluznante. Le hace participar del ruido ensordecedor de la batalla, suma del tableteo de las armas automáticas, los disparos de la artillería, el estrépito de los carros blindados, explosiones y gritos.

Muestra un paisaje dantesco de amputaciones, heridas sangrantes, agonías, muerte y desolación. Explica la angustia de los soldados, el miedo que los atenaza y el horror que sienten. La guerra deja de ser una tragedia para devenir una vivencia infernal profundamente dolorosa. La brutalidad, el absurdo y la ignominia de la guerra se ven de manera diferente, después de haber vivido la escena inicial del relato, de 22 o 27 minutos demoledores. En ella se inspira Eastwood ("Banderas de nuestros padres").

El realismo visual, el estrépito de la guerra, el ritmo de la acción y el montaje, crean una impresión estremecedora. La batalla se presenta despersonalizada, anónima y ciega. Los soldados de ambos bandos no ven el rostro del oponente ni sus reacciones. Luchan contra seres innominados, desconocidos, monstruosos y feroces. El soldado se enfrenta a la muerte en la soledad de sí mismo, desasistido y desprovisto de facultades, habilidades y conocimientos. La suerte del soldado no depende de él, sino del azar, caprichoso e implacable.

La película no se refiere a una guerra concreta, sino a todas las guerras. A este monstruo hobbesiano que degrada, destruye y convierte a las personas en lobos que se matan entre sí. El film condena la guerra. Elogia los valores militares: valentía, arrojo, disciplina, entrega, heroísmo, ausencia de crítica, jerarquía de mando, etc. Habla de los valores cívicos tradicionales: respeto, espíritu de sacrificio y superación, obediencia, sometimiento, esfuerzo, lealtad, etc. Exalta los valores contemporáneos: libertad, democracia, solidaridad, sinceridad, pluralismo, tolerancia, etc.

No son lo mismo antibelicismo y pacifismo. Justifica la implicación de los aliados en la IIGM. Su intervención responde a la necesidad cierta de defender la libertad. Se equivoca cuando identifica la lucha por la libertad con un solo país. No es justo cuando convierte la IIGM en una gesta exclusivamente americana. Oculta la verdad cuando elimina del campo de batalla a las fuerzas aliadas: las tropas americanas fueron transportadas a la playa de Omaha el 6-VI-1944 por la marina británica. La victoria aliada en la IIGM fue fruto de un esfuerzo combinado y conjunto, al que los EEUU se unieron (7-XII-1941) dos años y tres meses después del comienzo (1-IX-1939). El mayor esfuerzo de la IIGM en vidas humanas no fue de EEUU. La participación de EEUU en la guerra fue decisiva para la victoria aliada.

La banda sonora, de John Williams (“Sleepers”, Levinson, 1996), ofrece una partitura épica con pasajes de gran dramatismo y secuencias de lucha y tensión. Añade dos canciones de Edith Piaff en la espera de Ramelle. La fotografía, de Janusz Kaminski (“Amistad”, 1997), en colores degradados (technicolor) y panavisión, está rodada y montada con brillantez. Domina el suspense, los sentimientos humanos, el ritmo (variable en la cinta) y la tensión dramática. Numerosas secuencias están filmadas en estilo documentalista (cámara en mano).


Una obra maestra, roza la perfección, es de lo mejor en el género bélico, la más real sin dudas. Esta a diferencia de otras películas bélicas de hoy en día no utiliza a los soldados como un elemento para transmitir el miedo que sienten sino la brutalidad y la realidad que viven. ¿Podía llegar a ser más real esta película? Yo creo que no, esto es lo más cerca que vamos a estar de vivir la II Guerra Mundial. Simplemente viendo el principio ya sabes que vas a vivir una experiencia que jamás olvidaras, algo que se te quedará en tu retina hasta el final de tus días al igual que todos aquellos soldados que sobrevivieron al desembarco de Normandía ( El día D: 06/Junio/1944 ) y sus posteriores sucesos a tí también se te quedará grabado porque realmente es increíble esa mezcla de realidad y poesía que Spielberg utiliza en el desembarco. Luego los personajes son maravillosos, no solo el de Tom Hanks sino todos, cada uno tiene sus propias razones que te hacen respetarlos.

Brevemente, y profundizando en términos de cine/lenguaje, la cinta es impecable: la fotografía es insuperable, la edición es compleja y efectiva, el diseño y edición de sonido son perfectos (desde el tono muerto después de una bomba hasta las explosiones y los disparos de los snipers, pasando por gramófonos en el fondo).

Simplemente una joya, de vez en cuando caen verdaderas obras maestras de Hollywood y en 1998 tuvimos la ocasión de disfrutar de una. Esta es una de esas películas que es obligatoria verla no solo para descubrir lo realmente bello que es el cine sino también para saber que dura es la vida y hasta donde puede llegar el ser humano.

Las críticas negativas para la cinta siempre son fundamentalmente en torno al sentido y tono sentimental de la historia (siempre lo han criticado por ello en sus cintas) pero en este sentido la idea sentimental al hablar de la guerra es obvia, las escenas logradas superan cualquier crítica, y la historia narrada no es sólo un boceto sentimental sino una poderosa visión emocional.

Imprescindible.

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