La historia comienza en el verano de 1941. Cinco años después de que la existencia del general Kotov (Nikita Mijalkov) y
su familia se viera fatalmente afectada por las purgas stalinistas,
Kotov logra salir del Gulag justo cuando se produce la invasión alemana,
siendo inmediatamente destinado a combatir contra los alemanes en un
batallón disciplinario. Paralelamente, el protagonista emprenderá la
búsqueda de su hija Nadia, y su esposa, sin saber que durante sus años de reclusión, ambas han estado bajo la protección de su antiguo enemigo Mytia, oficial del NKVD que recibirá el encargo directo de Stalin de localizar a Kotov.
Quince años después de alcanzar el éxito y el reconocimiento internacional gracias a Quemado por el sol (ganadora del oscar a la mejor película extranjera y premio especial del jurado en el Festival de Cannes) el cineasta ruso Nikita Mijalkov
retomó los personajes de su laureado film para concluir el díptico de
su historia, mostrando el destino de aquellos durante la II GM. Esta
segunda parte de Quemados por el Sol ha supuesto la película
más cara del cine ruso hasta la fecha, con un presupuesto superior a los
42 millones de euros. Una auténtica superproducción, que ha contado con
un apabullante despliegue de medios, extras y efectos digitales. Sin
embargo, el abundante presupuesto no le bastó a Mijalkov para captar la
atención del público, ya que el estreno de la película en Rusia se saldó
con un estrepitoso fracaso comercial y una más que fria recepción por
parte de la crítica, mientras que la difusión internacional del film –a
diferencia de lo ocurrido con su aclamada precedesora- ha sido mínima,
teniendo escasa repercursion más allá de sus fronteras.
Son varios los factores que
pueden enunciarse a la hora de explicar este fracaso. El primero, y más
importante, es que Mijalkov ha pretendido construir un film
abrumadoramente épico, pero con una historia que por momentos, resulta
totalmente deslavazada. El guión falla claramente a la hora de
entrelazar la historia de Kotov, Mytia, y el resto de personajes, a la
par que se recrea en una serie de situaciones pretendidamente
tragicómicas, y en la mayor parte de las ocasiones, forzadas. El cuidado
desarrollo de los personajes, diálogos y situaciones de Quemado por el Sol brilla en este caso por su ausencia, y en demasiadas ocasiones la película transmite la sensación de ser una colección de sketches
mal engarzados entre sí. Tampoco ayuda en absoluto el hecho de que el
dilatado metraje, de 3 horas de duración, venga acompañado de un
ritmo narrativo que no resulta demasiado vivo, pese a la variedad de
situaciones que plantea la historia.
Todo ello empequeñece en gran medida el buen hacer del film en otros apartados, especialmente en los técnicos, de entre los que cabe destacar la excelente ambientación y puesta en escena, así como la espectacularidad de las escenas bélicas. Pero todo ello queda muy deslucido en el conjunto de una narración que avanza de manera más bien sincopada, para ir desgranando una historia que parece contada a retales, hasta llegar a un desenlace que deja bastantes cabos sueltos y cuya resolución definitiva parece parece quedar abierta a una posterior tercera parte de la serie. Entre medio, no faltan las escenas y personajes pintorescos propias del cine de Mijalkov, pero que en este caso no terminan de funcionar en pantalla, en parte porque en algunos casos resultan un tanto forzadas, pero también por la deficiente articulación de las distintas tramas argumentales que propone el guión.
Todo ello empequeñece en gran medida el buen hacer del film en otros apartados, especialmente en los técnicos, de entre los que cabe destacar la excelente ambientación y puesta en escena, así como la espectacularidad de las escenas bélicas. Pero todo ello queda muy deslucido en el conjunto de una narración que avanza de manera más bien sincopada, para ir desgranando una historia que parece contada a retales, hasta llegar a un desenlace que deja bastantes cabos sueltos y cuya resolución definitiva parece parece quedar abierta a una posterior tercera parte de la serie. Entre medio, no faltan las escenas y personajes pintorescos propias del cine de Mijalkov, pero que en este caso no terminan de funcionar en pantalla, en parte porque en algunos casos resultan un tanto forzadas, pero también por la deficiente articulación de las distintas tramas argumentales que propone el guión.
En definitiva, Quemado por el Sol 2
resulta un título brillante en su aspecto formal, pero bastante
pretencioso y hueco en el plano narrativo, y está desde luego muy lejos
de ser una de las películas más inspiradas de Mijalkov, entre las que se
cuenta su predecesora. Sin llegar a ser un desastre total, lo que sí es
cierto es que estamos ante una película que decepciona en más de un
aspecto y hace bueno el viejo axioma de que “nunca segundas partes fueron buenas”.
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