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viernes, 17 de agosto de 2012

Exodo, Quemado por el Sol


La historia comienza en el verano de 1941. Cinco años después de que la existencia del general Kotov (Nikita Mijalkov) y su familia se viera fatalmente afectada por las purgas stalinistas, Kotov logra salir del Gulag justo cuando se produce la invasión alemana, siendo inmediatamente destinado a combatir contra los alemanes en un batallón disciplinario. Paralelamente, el protagonista emprenderá la búsqueda de su hija Nadia, y su esposa, sin saber que durante sus años de reclusión, ambas han estado bajo la protección de su antiguo enemigo Mytia, oficial del NKVD que recibirá el encargo directo de Stalin de localizar a Kotov.

Quince años después de alcanzar el éxito y el reconocimiento internacional gracias a Quemado por el sol (ganadora del oscar a la mejor película extranjera y premio especial del jurado en el Festival de Cannes) el cineasta ruso Nikita Mijalkov retomó los personajes de su laureado film para concluir el díptico de su historia, mostrando el destino de aquellos durante la II GM. Esta segunda parte de Quemados por el Sol ha supuesto la película más cara del cine ruso hasta la fecha, con un presupuesto superior a los 42 millones de euros. Una auténtica superproducción, que ha contado con un apabullante despliegue de medios, extras y efectos digitales. Sin embargo, el abundante presupuesto no le bastó a Mijalkov para captar la atención del público, ya que el estreno de la película en Rusia se saldó con un estrepitoso fracaso comercial y una más que fria recepción por parte de la crítica, mientras que la difusión internacional del film –a diferencia de lo ocurrido con su aclamada precedesora- ha sido mínima, teniendo escasa repercursion más allá de sus fronteras.

Son varios los factores que pueden enunciarse a la hora de explicar este fracaso. El primero, y más importante, es que Mijalkov ha pretendido construir un film abrumadoramente épico, pero con una historia que por momentos, resulta totalmente deslavazada. El guión falla claramente a la hora de entrelazar la historia de Kotov, Mytia, y el resto de personajes, a la par que se recrea en una serie de situaciones pretendidamente tragicómicas, y en la mayor parte de las ocasiones, forzadas. El cuidado desarrollo de los personajes, diálogos y situaciones de Quemado por el Sol brilla en este caso por su ausencia, y en demasiadas ocasiones la película transmite la sensación de ser una colección de sketches mal engarzados entre sí. Tampoco ayuda en absoluto el hecho de que el dilatado metraje, de 3 horas de duración, venga acompañado de un ritmo narrativo que no resulta demasiado vivo, pese a la variedad de situaciones que plantea la historia.

Todo ello empequeñece en gran medida el buen hacer del film en otros apartados, especialmente en los técnicos, de entre los que cabe destacar la excelente ambientación y puesta en escena, así como la espectacularidad de las escenas bélicas. Pero todo ello queda muy deslucido en el conjunto de una narración que avanza de manera más bien sincopada, para ir desgranando una historia que parece contada a retales, hasta llegar a un desenlace que deja bastantes cabos sueltos y cuya resolución definitiva parece parece quedar abierta a una posterior tercera parte de la serie. Entre medio, no faltan las escenas y personajes pintorescos propias del cine de Mijalkov, pero que en este caso no terminan de funcionar en pantalla, en parte porque en algunos casos resultan un tanto forzadas, pero también por la deficiente articulación de las distintas tramas argumentales que propone el guión.

En definitiva, Quemado por el Sol 2 resulta un título brillante en su aspecto formal, pero bastante pretencioso y hueco en el plano narrativo, y está desde luego muy lejos de ser una de las películas más inspiradas de Mijalkov, entre las que se cuenta su predecesora. Sin llegar a ser un desastre total, lo que sí es cierto es que estamos ante una película que decepciona en más de un aspecto y hace bueno el viejo axioma de que “nunca segundas partes fueron buenas”.

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