La guerra es lo que tiene.
Entre otras características nefastas, es un monstruo que destroza a la
gente, que desintegra el orden normal de las cosas, que pone bocabajo y
patas arriba todo lo conocido y familiar, lo que es querido y que da
seguridad, tranquilidad. Esa certeza, frágil, sí, pero tan
imprescindible, de contar con un suelo estable que se mantendrá en su
lugar, con unos espacios vitales que están ahí un día, y otro, y
siempre, con sus coordenadas y sus referencias. Pero, ante todo, de
estar seguro de que al volver a casa nos estarán esperando como de
costumbre, de que el hogar sigue siendo nuestro núcleo, ese seno que es
una prolongación de nosotros, o nosotros una prolongación de él.
La guerra deshace el orden cotidiano, rompe coordenadas, agarraderos,
puntos de apoyo en los que se cifran vidas completas. Suspende en el
aire el miedo y provoca una onda expansiva de caos. Nada será como era.
Las familias pierden a sus hijos, a sus maridos, a sus padres, a otros
parientes y a sus amigos. Los recién enamorados ven truncada la plena
consumación de su amor. Muchos muchachos marchan al frente, arrebatados
de los brazos que apenas han llegado a acariciar, de los labios que han
tenido que besar apresuradamente, apasionadamente, vertiendo en ellos un
concentrado y fiero deseo, como si quisieran que el ardor del tacto se
grabara en la carne y la sensación de fuego no desapareciera ni en los
peores rigores del combate, ni en la peor desesperación de la amada que
aguarda sin tener más que esperanza.
Porque en esa situación están Ada e Inman, dos enamorados que se han
comunicado sus sentimientos con pocas palabras y con abundancia de
miradas tímidas pero ardientes, y un ansia de buscarse el uno al otro,
de hacerse los encontradizos. Ella, la hija del nuevo reverendo local,
educada como una dama pero de espíritu sencillo, no duda en idear algún
pretexto para aproximarse al silencioso pero turbador mozo, y éste,
venciendo su natural timidez de hombre escasamente mundano, no duda en
hacer lo mismo que ella.
Por
supuesto, el conflicto de la Secesión interrumpirá el desarrollo normal
de este amor en ciernes y arrancará de ambos una certeza confirmada por
la intuición: a partir de ese momento, dedicarán cada minuto a esperar
el reencuentro. Respirarán a través de las palabras que se oyeron
pronunciar el uno al otro, de las cartas que leerán hasta aprenderlas de
memoria, de un libro que ella le regaló, de los retratos que se
intercambiaron. A través de las millas y del tiempo, un hilo está
tendido entre corazón y corazón. Él lo tocará para darse ánimos cuando
el fango encharcado con la sangre de sus congéneres lo inunde, cuando el
fin de todo su mundo esté a las puertas. Ella lo tocará para darse
ánimos cuando el desamparo y el feroz invierno la sorprendan en una casa
vacía y comida de deterioro, que luchará por desterrar con la ayuda de
una curtida y deslenguada nueva amiga que cae como una bendición.
La relación amorosa en espera se tiende de un lado al otro entre el viaje de pesadilla de Inman para regresar a Ada, entre la monstruosidad de la guerra, la ponzoña de la naturaleza humana que suele sacar lo peor cuando todo se ha derrumbado, con pocas excepciones de personas que siguen conservando sus principios y capaces aún de ofrecer una mano al prójimo necesitado.
Ese amor vuela suavizando los bordes cortantes de la desdicha, para él caminando con contratiempos pero inexorablemente hacia Cold Mountain, y para ella acechada por la pobreza y transformándose en una mujer que trabaja muy denodadamente y aguantando los mordiscos de la añoranza, de los retorcidos entramados de una guerra que no ha pedido, y del pánico a no verle más.
Un romance épico que no es redondo, que peca de unos cuantos altibajos, pero que puede gustar a quienes disfrutan de estos amores llenos de dificultades, castigados pero no aplastados por el retumbar de la artillería.
La relación amorosa en espera se tiende de un lado al otro entre el viaje de pesadilla de Inman para regresar a Ada, entre la monstruosidad de la guerra, la ponzoña de la naturaleza humana que suele sacar lo peor cuando todo se ha derrumbado, con pocas excepciones de personas que siguen conservando sus principios y capaces aún de ofrecer una mano al prójimo necesitado.
Ese amor vuela suavizando los bordes cortantes de la desdicha, para él caminando con contratiempos pero inexorablemente hacia Cold Mountain, y para ella acechada por la pobreza y transformándose en una mujer que trabaja muy denodadamente y aguantando los mordiscos de la añoranza, de los retorcidos entramados de una guerra que no ha pedido, y del pánico a no verle más.
Un romance épico que no es redondo, que peca de unos cuantos altibajos, pero que puede gustar a quienes disfrutan de estos amores llenos de dificultades, castigados pero no aplastados por el retumbar de la artillería.
TÍTULO ORIGINAL | Cold Mountain |
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AÑO | 2003 |
DIRECTOR | Anthony Minghella |
GUIÓN | Anthony Minghella (Novela: Charles Frazier) |
MÚSICA | Gabriel Yared |
FOTOGRAFÍA | John Seale |
REPARTO | Jude Law, Nicole Kidman, Renée Zellweger, Brendan Gleeson, Ray Winstone, Donald Sutherland, Natalie Portman, Philip Seymour Hoffman, Giovanni Ribisi, Jena Malone, Eileen Atkins, Kathy Baker, James Gammon, Charlie Hunnam, Jack White, Lucas Black, Ethan Suplee, Taryn Manning, Melora Walters, Cillian Murphy, Richard Brake, Emily Deschanel |
PRODUCTORA | Miramax Films presenta una producción Mirage Enterprises / Bona Fide |
WEB OFICIAL | http://www.miramax.com/cold_mountain/index.html |
PREMIOS | 2003: Oscar: Mejor actriz secundaria (Renée Zellweger). 7 Nominaciones 2003: Globo de Oro: Mejor actriz secundaria (Renée Zellweger). 8 nominaciones 2003: 2 premios BAFTA: Mejor música, actriz secundaria (Zellweger). 13 nominaciones 2003: National Board of Review: Mejor guión adaptado |
GÉNERO | Romance. Drama. Bélico | Drama romántico. Guerra de Secesión. Cine épico. Siglo XIX |
SINOPSIS | Adaptación de una novela de Charles Frazier. A punto de terminar la Guerra Civil americana (1861-1865), Inman (Jude Law), un soldado confederado herido en los últimos días de la guerra, vive una auténtica odisea para regresar a su casa de Cold Mountain (Carolina del Norte) y reunirse con su prometida Ada (Nicole Kidman), que lleva años esperándolo. En su ausencia, Ada tiene que afrontar enormes dificultades para sobrevivir, pero consigue sacar adelante la granja de su padre con la ayuda de Ruby (Zellwegger), una intrépida y voluntariosa joven. |
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