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sábado, 13 de agosto de 2011

La señora Miniver

Arrasó con los Oscar de 1942 y fue muy taquillera. No es de extrañar. Eran tiempos en los que las circunstancias bélicas precisaban de películas así: de una factura excelente –como todas las de William Wyler-, y con un mensaje positivo de esperanza en el triunfo final de una guerra cruel y absurda que destrozó Europa y la sembró de cadáveres. Ganó el premio a la mejor película, y Wyler al mejor director. No podía ser de otra manera.

En ese sentido poco importa reprocharle que su mensaje sea un tanto simplista. Describe una Inglaterra idílica y cohesionada, en donde las clases sociales se llevan de maravilla y no parecen existir graves problemas sociales. Los personajes también participan de esa suerte de maniqueísmo: el joven piloto rebelde, la aristócrata malhumorada, los padres ejemplares, los niños deliciosos, el gato entrañable, y, especialmente, la víctima injusta, representada en una joven que pasaba por ahí y le calló una bomba… Como paisaje de fondo, los niños del coro, el campanero, el reverendo, etc.

Aceptado esto, la película es una maravilla. Las dos actrices principales están espléndidas. La actriz inglesa Grer Garson, de sólida formación teatral, está espléndida y bellísima en su papel de Señora Miniver, aplicando sutileza, matices y una expresión perfecta. También es muy bueno el trabajo de Teresa Wright, que ya habíamos visto en “La loba” (1941), dándole la réplica nada menos que a la gran Bette Davis, y a la que veremos después en “Los mejores años de nuestra vida” (1946), ambas a las órdenes de Wyler. Ganaron el Oscar a mejor actriz, y mejor actriz de reparto, respectivamente. El resto de los actores están a la misma altura.

Todo el conjunto resplandece. El guión, que es la adaptación de una novela de Jan Struher, y la planificación de conjunto es una maravilla, y el oficio del director resplandece nuevamente. Cuenta historias como nadie, atrapa al espectador y lo mantiene atento hasta el final. Es cine de argumento. Sus películas casi siempre pasan de las dos horas, y, sin embargo, tiene uno siempre la sensación de que duran lo que tienen que durar porque todo es como tiene que ser. A eso se le llama talento.

La vida de una familia, en donde resplandece con luz propia la señora Miniver, se ve lamentablemente alterada por el ataque de los alemanes. Los planes familiares se frustran por completo, y lo que parecía un futuro de paz y prosperidad asegurado se tiñe de sangre.

TÍTULO ORIGINAL Mrs. Miniver
AÑO 1942

DIRECTOR William Wyler
GUIÓN Arthur Wimperis, George Froeschel, James Hilton, Claudine West (Novela: Jan Struther)
MÚSICA Herbert Stothart
FOTOGRAFÍA Joseph Ruttenberg (B&W)

REPARTO Greer Garson, Walter Pidgeon, Christopher Severn, Teresa Wright, Richard Ney, Dame May Whitty, Henry Travers, Henry Wilcoxon, Reginald Owen

PRODUCTORA Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)

PREMIOS 1942: 6 Oscars: incluyendo película, director, actriz (Greer Garson). 12 nominaciones

Sencillamente sobrecogedora. Pocos directores como Wyler saben mostrar ese entramado de negro y blanco que forman la guerra y el amor. Un amor limpio envuelto en el humo de las bombas, unas personas sencillas y bondadosas rodeadas del horror de la guerra, y la lucha de la bondad por abrirse paso entre esas nubes de crueldad. No es fácil llevar eso al cine, y mostrarlo con tanta nitidez. Lo hace Wyler y lo hizo después Douglas Sirk ("Tiempo de amar, tiempo de morir")... Pocos más.

En esta maravillosa película encontramos personajes "Capra", como el jefe de estación y la "simpática" abuela, familias "Ford" como la familia protagonista, pero, sobre todo, es una película "Wyler", una película del mejor Wyler.

Nunca una casa desvencijada por los bombardeos se ha parecido tanto a un hogar.

Nunca una iglesia destartalada y casi en ruinas ha parecido más iglesia.

Eso sólo lo logran Ford y Wyler.


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