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domingo, 14 de agosto de 2011

Sahara

TÍTULO ORIGINAL Sahara
AÑO 1943

DIRECTOR Zoltan Korda
GUIÓN John Howard Lawson, Zoltan Korda
MÚSICA Miklos Rozsa
FOTOGRAFÍA Rudolph Maté (B&W)

REPARTO Humphrey Bogart, Bruce Bennett, J. Carrol Naish, Lloyd Bridges, Rex Ingram, Rex Ingram, Dan Duryea, Carl Harbord, Patrick O'Moore, Louis Mercier, Kurt Kreuger, John Wengraf

PRODUCTORA Columbia Pictures

PREMIOS 1943: 3 nominaciones al Oscar: Actor sec. (J. Carrol Naish), fotografía B&N, sonido

SINOPSIS Norte de África, II Guerra Mundial. El ataque por sorpresa de un destacamento alemán en medio del desierto del Sahara, obliga al sargento Joe Gunn a conducir a sus hombres a una batalla desesperada, con la única esperanza de que los refuerzos británicos lleguen a tiempo.

La importancia del cine como medio difusor de todo tipo de ideas es algo innegable. Probablemente la historia del siglo XX se hubiera escrito de forma muy distinta si los hermanos Lumière no hubiesen inventado el cinematógrafo. Esto es evidente en el caso de la mayor conflagración de la historia de la humanidad: La segunda guerra mundial, sobre cuya campaña africana trata este film de Zoltan Korda con un carácter propagandístico evidente dirigido por una parte a un público ávido de victorias aliadas y por otra a los espectadores de un país, Italia, cuya campaña de liberación se estaba ventilando por aquellas fechas.

El tratamiento dado al pueblo alemán, representado por sus soldados es totalmente distinto, al culpabilizarlo, entre muchas comillas, de comulgar con las ideas nacional-socialistas de Adolf Hitler. Al contrario de los italianos a los que un dictador como Mussolini ha colocado, a la fuerza, en el “mal camino” los alemanes son algo así como diablos con el entendimiento perdido y sin perdón posible. Y yo, haciendo lecturas como ésta me pregunto que hubiese sucedido, cinematográficamente hablando, si el resultado de la conflagración hubiese sido otro. ¿Cual hubiese sido la versión “oficial” de los acontecimientos?... Gracias a Dios esta pregunta nunca tendrá respuesta.

En el terreno puramente cinematográfico hay muchos elementos destacables y positivos en la obra de Korda. Por una parte, la fotografía, más que notable, en paisajes difíciles de filmar como los desérticos, por otra el guión que a pesar de su tono general propagandista y enaltecedor de todo lo aliado y degradador de lo nazi (fíjense sino en la ruindad de los alemanes en los “alto el fuego” solicitados con bandera blanca) contiene elementos absolutamente originales ó al menos todo lo original que pueda ser negociar en pleno desierto y en plena guerra, con ese líquido más valioso que el oro ó el dinero: el agua, y en tercer lugar, una más que interesante actuación de Humphrey Bogart, de las que encajan con la imagen de duro sensible y un poco a vueltas de todo que nos hemos ido forjando de él.

En resumen una película que hay que ver y sobre todo situar en su contexto histórico para darnos cuenta de la gran importancia que en el desarrollo de nuestra sociedad ha tenido y sigue teniendo el séptimo arte.

Esta es una película bélica excepcional que sólo se ve lastrada por ese deseo (tan falsamente liberal y tan propio de este género) de loar a toda costa el honor de la batalla a la vez que se proclama una necesidad de entendimiento entre razas y religiones que es todo hipocresía, y que en el filme se manifiesta en un par de diálogos bastante elementales y ridículos. Por supuesto, la capacidad de redimirse y apropiarse de los buenos sentimientos que predican ingleses y americanos en pleno fragor guerrillero del África ocupada por nazis y fascistas durante la II GM sólo es permeable a bonachones soldaditos italianos con bambina esperando en casa, pero no a un sucio y despiadado alemán, traidor por naturaleza y asesino sin escrúpulos.

Esto, de todos modos, supone un defecto perdonable teniendo en cuenta el año de su producción. Más vale fijarse en lo demás: una vibrante peripecia de supervivencia en el desierto (con ecos a La patrulla perdida de Ford) que muestra muy a las claras, aún sin ser decididamente antibelicista, el horror que siempre implica la guerra. Además, tiene un par de ideas de guión muy locas y efectivas, y el ritmo está tan endiabladamente conseguido (y mantiene un crescendo dramático tan bien dosificado) que hace prácticamente imposible que uno pueda llegar a aburrirse. Mención especial para la fotografía del gran Rudolph Maté. Muy entretenida.

Lo mejor: un ritmazo que no desfallece ni un segundo.

Lo peor: su contradictorio mensaje y algunos personajes arquetípicos.

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