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lunes, 15 de agosto de 2011

Comando en el Mar de China




TÍTULO ORIGINAL Too Late the Hero
AÑO 1970

DIRECTOR Robert Aldrich
GUIÓN Lukas Heller, Robert Aldrich, Robert Sherman (Historia: Robert Aldrich & Robert Sherman)
MÚSICA Gerald Fried
FOTOGRAFÍA Joseph Biroc


REPARTO Michael Caine, Cliff Robertson, Henry Fonda, Ian Bannen, Harry Andrews, Denholm Elliott, Ken Takakura, Sam Kydd, Patrick Jordan


PRODUCTORA ABC Pictures / Palomar

SINOPSIS Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En la primavera de 1942, japoneses y aliados ocupan una isla del Pacífico. Un grupo de soldados ingleses son enviados a una misión casi suicida detrás de las líneas enemigas, pero las cosas no salen según lo previsto.

Una de las mejores películas bélicas de todos los tiempos, por estar construida de tal forma que su interés y acción cautivan desde el primer minuto al último, yo la considero una de las tres mejores película sobre la II G.M. en el Pacífico que sin duda se han hecho. Es sencillamente apasionante, no cae ni por un momento en un descanso o disminución de la tensión angustiosa.

Muchas buenas películas bélicas se han realizado basándose en aspectos muy distintos de la guerra, pero si algunas atraen a los espectadores sobremanera son aquellas cuyo guión se sustenta en una misión a cumplir con enormes riesgos en terreno enemigo: desde "Los cañones de Navarone" (GB 1961), hasta "Salvar al soldado Ryan" (USA 1998), pasando por esta misma de "Comando en el mar de China" u otras muchas, lo que las hace verdaderamente atractivas es que su contenido se centra en una misión peligrosa en campo enemigo, del que es muy difícil regresar. Este tipo de películas bélicas siempre ha sido el que más ha provocado el entusiasmo en los consumidores de cine, primero porque tocan lo que es un arquetipo o paradigma existencial: la misma vida humana cual misión peligrosa, estresante, en un mundo extraño y de la que difícilmente se logra salir vivo, y además por toda esa incertidumbre que nos hace estar "con el alma en vilo".

Mención especial para el director Robert Aldrich, por lo bien que va presentando las psicologías de cada personaje: la de capitán Hornsby, al mando de la misión (Denholm Elliot), un oficial valiente, pero sin carisma de mando, que no sabe cuidar la vida de sus hombres ni cuenta con el respeto de éstos; el soldado sanitario Tosh (Michael Caine), el clásico criticón, inteligente y poco dado al heroísmo; el teniente Lawson (Cliff Robertson), norteamericano asignado a esta misión del ejército británico, hombre vividor, egoista o vitalista y que de estar dándose la gran vida de mujeres y borracheras en un puesto de guerra sin riegos para su pellejo, es repentinamente enviado a un berengenal de primera línea de batalla cuerpo a cuerpo; y además el soldado Campbell (Ronald Fraser), probablemente el papel más ingrato y repelente de todo el film aunque muy bien interpretado, un raso gordito, desagradable, menospreciado por sus propios compañeros, ladrón y traidor.

Excelente película, de dinamismo apasionante, que se ve y se repite con igual atención de cuando en cuando.

Es complicado recordar en la historia del cine a un director que haciendo películas de género fundamentalmente pueda darlas a todas ellas un tono tan personal y atípico. Ese es Robert Aldrich, el que cogía el cine negro, el western, el bélico o el drama y lo convertía en otra cosa muy distinta a lo que estamos acostumbrados.

“Comando en el mar de China” es un ejemplo extraordinario de ello, todos los ingredientes parecen destinados a una película bélica más, sin embargo es tan original que por ello es muy imperfecta.

La historia que pudiera parecer simple es del propio Aldrich que lo escribe conjuntamente con el guionista Lukas Heller, habitual en muchas de sus películas. Son tres los elementos que hace de esta película una rara avis en su género; la atmósfera creada, esa pequeña isla (rodada en Filipinas) con altavoces en medio de la jungla, el templo en ruinas al más puro estilo “Indiana Jones” y una larga explanada antes de llegar a casa que hacen que sea físicamente un personaje más. El esplendido reparto, todos ellos desde los secundarios a los principales, con un Michael Caine hipnótico, un Henry Fonda notable y sobre todo un Cliff Robertson sobresaliente en uno de sus tres mejores trabajos de siempre. Y por supuesto la música de Gerald Fried, el compositor de las primeras películas de Stanley Kubrick que nos deja una melodía del todo inquietante cercana al terror.

“Comando en el mar de China” está lejos de ser una obra maestra o incluso una gran película, pero sí es y por mucho una verdadera obra de culto dentro del cine bélico.


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