Niños linchando a un borracho, un pobre viejo argelino inocente que se
ve asediado por las injustas acusaciones que lanzan los franceses desde
sus balcones... ¿No lo habría firmado el mejor Buñuel? Estos pequeños
detalles son los que permiten catalogarla como drama cinematográfico y
no estrictamente como documental informativo. El estilo de Pontecorvo es
muy descriptivo, pero también entretenido. Usa bien el sonido, la
fotografía y el montaje. Gracias a ello, a su espíritu socialmente
comprometido y al "desengaño" que se llevó su profunda ideología
comunista con la invasión soviética de Hungría, ha conseguido hacer
películas serias, realistas, interesantes y bastante objetivas.
Gillo, que huyendo del régimen fascista –no por cobardía, pues luego regresó a su país natal para unirse a la resistencia– ya había desempeñado labores como corresponsal en Francia para varios periódicos italianos, se interesó pronto por el conflicto argelino. Tuvo que esperar algunos años hasta que, ya finalizadas las hostilidades, el propio Saadi Yacef, ex comandante de las tropas del FLN (Frente Nacional de Liberación de Argelia), le propuso una película basándose en sus propias experiencias. Gillo aceptó, pero su película no resultó panfletaria. Alterna magistralmente los levantamientos colectivos con historias individuales –algo mucho más equilibrado que lo que hacía el sobrevaloradísimo Eisenstein–, no se muestra explícitamente ninguna tortura –con ese comienzo no hacía falta para entender que las hubo–, y sí se muestra a los terroristas argelinos colocando en lugares públicos las bombas que matan a gente inocente y disparando por la espalda a algunos militares y policías franceses. Ha conseguido explicar las motivaciones sin llegar a justificarlas.
Otro aspecto a destacar es la puesta en escena. Pontecorvo era un director que seguía los conflictos mundiales y que sentía la necesidad de abordarlos inmediatamente, lo que le permitía ponerse a rodar en los escenarios reales justo después de que éstos terminaran. Aquí consigue que las revueltas parezcan rodadas en directo por un corresponsal de guerra.
Sólo pongo dos objeciones: a pesar de todo lo bueno, el tono descriptivo del que hablaba antes me mantuvo distanciado en algunos momentos, y no pasé por alto la falta de medios en los atentados con armas de fuego, que contrasta con el realismo de las explosiones y de las revueltas.
Gillo, que huyendo del régimen fascista –no por cobardía, pues luego regresó a su país natal para unirse a la resistencia– ya había desempeñado labores como corresponsal en Francia para varios periódicos italianos, se interesó pronto por el conflicto argelino. Tuvo que esperar algunos años hasta que, ya finalizadas las hostilidades, el propio Saadi Yacef, ex comandante de las tropas del FLN (Frente Nacional de Liberación de Argelia), le propuso una película basándose en sus propias experiencias. Gillo aceptó, pero su película no resultó panfletaria. Alterna magistralmente los levantamientos colectivos con historias individuales –algo mucho más equilibrado que lo que hacía el sobrevaloradísimo Eisenstein–, no se muestra explícitamente ninguna tortura –con ese comienzo no hacía falta para entender que las hubo–, y sí se muestra a los terroristas argelinos colocando en lugares públicos las bombas que matan a gente inocente y disparando por la espalda a algunos militares y policías franceses. Ha conseguido explicar las motivaciones sin llegar a justificarlas.
Otro aspecto a destacar es la puesta en escena. Pontecorvo era un director que seguía los conflictos mundiales y que sentía la necesidad de abordarlos inmediatamente, lo que le permitía ponerse a rodar en los escenarios reales justo después de que éstos terminaran. Aquí consigue que las revueltas parezcan rodadas en directo por un corresponsal de guerra.
Sólo pongo dos objeciones: a pesar de todo lo bueno, el tono descriptivo del que hablaba antes me mantuvo distanciado en algunos momentos, y no pasé por alto la falta de medios en los atentados con armas de fuego, que contrasta con el realismo de las explosiones y de las revueltas.
TÍTULO ORIGINAL | La battaglia di Algeri |
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AÑO | 1965 |
DIRECTOR | Gillo Pontecorvo |
GUIÓN | Franco Solinas, Gillo Pontecorvo |
MÚSICA | Ennio Morricone |
FOTOGRAFÍA | Marcello Gatti (B&W) |
REPARTO | Jean Martin, Yacef Saadi, Brahim Haggiag, Fusia El Kader, Samia Kerbash, Ugo Paletti, Mohamed Ben Kassen, Michele Kerbash, Tommaso Neri |
PRODUCTORA | Coproducción Italia-Argelia; Igor Film / Casbah Films |
PREMIOS | 1968: 2 nominaciones al Oscar: Mejor director, guión original 1966: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa 1966: Festival de Venecia: León de Oro |
SINOPSIS | Los orígenes, el desarrollo y el fin del enfrentamiento entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia y las autoridades coloniales francesas se plasman siguiendo los pasos de uno de los más destacados activistas de la Casbah de Argel, Ali La Pointe. |
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